jueves, 31 de diciembre de 2009

Inteligencias múltiples

Nuevas evidencias muestran que la inteligencia no es un todo homogéneo. Ver artículo en columna lateral.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Retomaremos nuestros abstracts en 2010. Gracias a quienes se comunican con nosotros.
yoniparadiso@hotmail.com

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Diploma Mejor promedio Ciencias de la Educación

Cambio de lugar y fecha:
La Universidad Nacional de Rosario entregará Diplomas a los mejores promedios de cada carrera que se cursa en la Universidad. Con gran satisfacción quiero anunciar que se me ha reconocido como el mejor promedio de la promoción de Licenciatura en Ciencias de la Educación. El acto se realizará en la Facultad de Odontología, el 30 de octubre del 2009 a las 18.30 horas.
Lic. Dr. Juan Carlos Paradiso

viernes, 21 de agosto de 2009

Diagramas

En la figura se despliega un diagrama o 'mapa cognoscitivo' que condensa gráficamente las ideas de un párrafo. Puede confrontarse con el texto de abajo, que es el original en prosa común, tomado de un libro de Didáctica de M.T. Serafini:

Diversas investigaciones (Howe, 1974) mostraron una gran correlación entre la capacidad de tomar apuntes y la facilidad de aprender. Tomar apuntes significa justamente seleccionar las informaciones, reelaborarlas, reorganizarlas, y, sobre todo, llevar al lector a desarrollar un papel activo y a aumentar su atención. No fue fácil verificar de forma experimental esta correlación, ya que son numerosas las actividades que se cumplen durante y después de la toma de apuntes. Se notó, sin embargo, que la utilidad de los apuntes resulta tanto mayor cuanto más "personalizados" son los mismos, es decir, que presentan una organización que le dio el autor y que difiere sensiblemente de la del texto leído. Es el esfuerzo por crear buenos apuntes lo que facilita el aprendizaje. Por ello, los apuntes dictados o distribuidos por los profesores y los esquemas que presentan los libros son de una utilidad relativa. Es casi imposible llegar a un estudio serio con este tipo de apuntes. Cuando los estudiantes consultan estos manuales, se hacen la ilusión de poder aprovechar el trabajo de sistematización realizado ya por otros: en realidad intentan desplazar sus esfuerzos desde el nivel de la comprensión y del razonamiento al de la memoria, pero con escaso éxito. (Serafini MT -op cit- cap 4).

Cornaglia: Instituciones Terapéuticas o iatrogénicas

Cornaglia, Carlos Luis Miguel (1985): De la institución yatrógena a la institución terapéutica. Una propuesta cualitativa para las instituciones de salud mental. Temas de Psicología Social Nº 7: 15-24, (Direcc: Ana Pampliego) Argentina, agosto 1985. Recensión por Dr. Juan Carlos Paradiso.

(El autor, que es Psiquiatra, escribe este trabajo en Allen, Provincia de Río Negro, en Mayo de 1984. Actualmente reside en la ciudad de Córdoba, donde es Profesor de la Universidad). Las instituciones encargadas de la atención en Salud Mental pueden favorecer o perturbar a los pacientes y al proceso terapéutico. El trabajo muestra esquemáticamente distintos rasgos distintivos de las instituciones que pueden actuar en uno u otro sentido.

Este planteo lleva implícito un supuesto: la terapia en el campo de la Salud Mental no es factible de ser realizada por medio de técnicas terapéuticas aisladas. No sólo la psicoterapia, la bioterapia, o la socioterapia pueden aisladamente o en conjunto brindar algo al ser que sufre, sino también la institución misma, y no es indiferente al resultado terapéutico que actuemos en uno u otro contexto. Esto es válido para todas las instituciones de SM.

Todos los aspectos considerados como ‘iatrógenos’ han sido encontrados por medio de la observación de distintas instituciones de nuestro país en un prolongado período que va desde 1973 a 1984, especialmente en los últimos tres años.

Reconoce los límites de este trabajo, en cuanto carece de un intento de explicación sobre la posible génesis de estas características institucionales.

Esquematiza sus hipótesis en un cuadro de tres columnas: en la primera desagrega las categorías psicopatológicas, en la segunda los rasgos de la institución ‘iatrógena’ y en la tercera, los de la institución ‘terapéutica’. A cada categoría psicopatológica (se trata simplemente de síntomas) le corresponden ciertos rasgos en la institución que funciona como iatrogénica y otros en la que funciona como terapéutica. Solamente tomaremos un ejemplo para la primera categoría que el autor reconoce:

Categorías psicopatológicas

Institución

‘iatrógena’

Institución

terapéutica

Desorientación en el tiempo

Falta de ordenamiento horario de las tareas.

Imposibilidad de que las personas interesadas obtengan en todo momento información adecuada acerca de los horarios de las tareas de los profesionales.

Falsear en las planillas los horarios de entrada y salida del trabajo.

No existencia de calendarios.

Las tareas tienen un ordenamiento horario cuyo conocimiento es accesible a quien lo necesite.

Los horarios registrados se corresponden con la realidad.

Existen calendarios.

Desconozco si el trabajo ha continuado, pero puede considerarse una primera aproximación a un tema potencialmente de gran interés. Dado el tiempo transcurrido es posible que el autor haya profundizado y haya reflexionado sobre las posibles relaciones entre los elementos que por ahora aparecen dispersos. Sin embargo, también es posible afirmar que muchos de estos rasgos no son novedosos. En realidad, en salud, el diagnóstico de las instituciones no es tan problemático como puede resultar el encarar un proceso de reforma que potencie los rasgos positivos y minimice los negativos. En Río Negro, este proceso de renovación institucional se había iniciado precisamente en 1974 (Sistema o Plan de Salud Provincial), y aunque el golpe militar abortó muchas realizaciones, los equipos profesionales que habían ingresado a la provincia no fueron desmantelados, aunque coherentemente con la ideología de la “subsidiariedad del Estado” se desalentó la dedicación exclusiva en los servicios de salud. Quien efectúa esta recensión trabajó durante 15 años en aquella provincia y pudo conocer de cerca muchas de estas experiencias.

Lazarte: Socialización de la medicina

LA SOCIALIZACIÓN DE LA MEDICINA

SEGÚN JUAN LAZARTE

LAZARTE, Juan (1934): Socialización de la medicina, Estructurando una nueva sanidad, Bs As: Ediciones Imán (96 pág.). Introducción, Recensión, Notas aclaratorias: Juan C. Paradiso. El texto generalmente no se ha transcripto en forma literal, sino parafraseado, salvo en los fragmentos que están entre comillas. Se han omitido muchos datos numéricos o estadísticos que sólo tienen interés en relación al momento en el cual fueron publicados. Publicado el 30.6.2009 en: http://educacionanarquista.nireblog.com/

El Dr. Juan Lazarte, nacido en Rosario en 1891, fue un reconocido médico rural, impulsor del gremialismo médico, militante social desde la Reforma Universitaria hasta su muerte en la década de 1960. Profesaba ideas libertarias, aunque por su amplitud preferiría la militancia gremial a la política. Fue también un cabal humanista, tanto por su ideología puesta sobre todo al servicio de la dignidad de la persona, como por sus inquietudes científicas y sociales, plasmadas además de su militancia, en numerosas obras que abarcaron los más variados campos del saber.

La obra “Socialización de la Medicina”, que debe estudiarse en el contexto en el cual fue producida, es también una forma de introducirnos en la ideología libertaria, profundizando en la conceptualización de ‘socialización’ que muestra nítidos contrastes con el pensamiento socialista, en particular con el arrollador sistema estalinista o bolchevique. Las propuestas de socialización de Lazarte deben considerarse a la luz de ese momento histórico, seguramente complementada con artículos posteriores del mismo autor.

Recordemos que, en 1934, el mundo capitalista atravesaba una profunda depresión económica y violentas convulsiones sociales, mientras en Rusia se estaba consolidando lo que para muchos era la forma posible de socialismo, al que se conocería como socialismo real, es decir la versión bolchevique centralizada y dogmática. A su vez, en algunos países europeos estaba esperando el fascismo, que se iría imponiendo en países como Italia, Alemania y España. Nuestro país estaba en plena década infame, con la población pauperizada y sin expresión política auténtica, debido al fraude patriótico. A pesar de que Lazarte hace referencia a la plena miseria de 1934, en algunos aspectos parecería inferirse que el autor no preveía que esta crisis sería transitoria y que luego la economía mundial se iría a recuperar. De allí que podamos calificar su posición como de cierto optimismo (¿inminencia?) en cuanto a la revolución social, que para Lazarte sería socialista, aunque no bolchevique.

Lazarte no emplea en este texto demasiados calificativos o nombres propios que permitan encasillar su propuesta dentro del anarquismo. Pero esas ideas están presentes a lo largo de toda la obra. Desde sus referentes teóricos hasta sus propuestas concretas tienen todas el matiz negro y rojo de las viejas banderas libertarias.

Esta obra llamará la atención por su optimismo. Pero quienes conocieron al autor, señalan que ese optimismo era su característica personal: en su trato cotidiano, en sus discursos, en su trabajo clínico o en el frente gremial. Para un militante social que anda con la revolución en la cabeza – y en la palabra y en la pluma – la inminente caída del capitalismo es una buena noticia, sobre todo si está convencido que después sobrevendrá un nuevo orden sobre el cual se podrán edificar los cimientos de una sociedad mucho más justa, más feliz, más igualitaria, más democrática. Esa sociedad que hará también que los propios médicos, ya en ese momento amenazados con la explotación o la desocupación, pueden ejercer su profesión de manera más libre, creativa, humana y solidaria.

Entonces Lazarte, desarrolla en su libro una nueva utopía. Lo hace con el tono de esperanza indeclinable en la marcha hacia ese sociedad más justa y por momentos sus palabras apuradas parecen apelotonarse en el texto, pugnando por salir algo desordenadamente, como sucede a los entusiastas que quieren compartir sus magníficas ideas con diversos interlocutores.

Claro que Lazarte no era un ‘pronosticador social’, en el sentido de anticiparse a tantos hechos relevantes que ocurrieron en el mundo desde la II Guerra Mundial en adelante. Nuestro autor conocería, aunque más tarde, el Estado de Bienestar, que surge para paliar la gran depresión de la década del 30’ y para reparar las consecuencias gravísimas de la guerra. No alcanzaría, sin embargo, a conocer el Neoliberalismo que desguazó al Estado de Bienestar y luego vendió o regaló sus restos como chatarra. Ni la caída del muro y del socialismo real. Ni el desamparo en que cayó la salud cuando se destruyeron los sistemas que habían construido los Estados tan trabajosamente.

El socialismo, mientras tanto, pasó por muchas experiencias a lo largo de todo el siglo XX. Inicialmente teñido por las ideas centralizadoras que el mismo Lazarte critica, parece haber recogido la influencia de pensadores como él. Es así que – en el campo de la salud, de la educación y de las ciencias sociales en general – ha ido pasando desde la planificación normativa central a la planificación estratégica, de la concentración de recursos en los grandes centros urbanos a la recuperación de los equipos de salud en pequeños centros de atención en los barrios y aldeas, de la idea de sistema a la idea de red.

Es claro que si hoy Lazarte viviera, podría decir: “¡¡Pero yo tuve esta idea antes!!” Y deberíamos reconocérselo.

Pero también es probable que si Lazarte viviera podríamos mostrar con algunos ejemplos, cómo a veces el Estado ha intervenido en favor de la igualdad cuando el otro gran regulador de la distribución económica – que es el mercado – favorece a unos pocos.

Desde un punto de vista de su ideología política es sugestivo que Lazarte se adelanta a Foucault, quien en su crítica de las instituciones hospitalarias y manicomiales.

Si en el aspecto político Lazarte adopta un punto de vista Libertario, su gnoseología está teñida de naturalismo y probablemente del positivismo que era hegemónico en la ciencia de su época. En este sentido yo lo ubicaría muy próximo a las ideas del gran pensador norteamericano John Dewey, que defendía la doctrina del naturalismo empírico además de articular un sistema filosófico adecuado a las ideas evolutivas darvinianas. La posición de Lazarte no se resiente por las menciones que hace al psicoanálisis – entre cuyos autores cita a Freud al lado de Adler y Jung – pensando que éstos son deudores de la epistemología positivista del círculo de Viena. Lazarte mira con atención sus aportes, pero advierte acerca de sus ‘exageraciones’. En realidad Lazarte creía en la unidad de la ciencia, basada en el modelo y los métodos de las ciencias duras. Su propia formación como biólogo, que precede a sus estudios de Medicina, lo marcaría profundamente, a través de maestros de la talla del paleontólogo Florentino Ameghino, el fisiólogo Jorge Nicolai o del famoso genetista Morgan, con quien estudiara en los EEUU. Esa epistemología unicista, en la cual Lazarte depositada su fe y su optimismo, inspira su propuesta de una ciencia de la sociedad y de la organización de la atención de la salud. Esta ciencia, sin duda, era la sociología. Pienso que las referencias a la Teoría de la Relatividad, a la ‘incertidumbre’ y al Psicoanálisis, que aparecen al final de la obra, no alcanzaban a impactar todavía en su posición epistemológica.

En realidad, estas referencias, que realiza en el penúltimo capítulo, parecen dirigidas a negarle status científico al determinismo y al materialismo. Esto le da argumentos para distanciarse políticamente del materialismo histórico y en la práctica médica del reduccionismo mecanicista. Lazarte dirá que en esta crisis científica, de verdadera renovación de valores, hay dos aspectos fundamentales:

(1) un contraste entre el materialismo histórico y la nueva dirección de las ciencias del pensar psicológico de la medicina. Prácticamente, el materialismo, en todos sus más variados aspectos y consecuencias, ha muerto. Hay un nuevo idealismo en ciernes que terminará con la valoración exclusiva de los datos materiales (incluso en la medicina) donde avanza otra en concomitancia con los progresos de las ciencias naturales. Es un proceso semejante al experimentado por la filosofía griega, que evoluciona desde un sistema materialista y determinista hacia un nuevo idealismo.

(2) El resurgir de fuertes aspectos individualistas en los psicólogos arriba enunciados, junto al resurgir de otros aspectos de la ciencia que tocan directamente la composición de las grandes masas. Estas ideas de jerarquización del individuo y del valor de lo social, el libre albedrío y lo hereditario o predeterminado, son consideradas como partes inseparables en la amalgama que establece Lazarte apoyado en diferentes disciplinas.

Como lo hace notar Cappelletti, Lazarte era un Humanista, en el sentido de alguien que tiene la mirada y la preocupación constante en el ser humano y en la sociedad, vinculado a una concepción naturalista de la realidad basada sobre las ciencias físico-biológicas. De tal manera el naturalismo, como afirmación de que nada existe fuera de la naturaleza y por encima de la misma, se vincula al humanismo, en cuanto al conocimiento de la naturaleza se le asigna como fin único el servicio del hombre. (A. Cappelletti, 1964)

Dada la vastedad de la obra de Lazarte, quiero aclarar que estas notas introductorias solamente se refieren al libro que estoy comentando y del cual efectúo esta recensión.

El libro contiene un prólogo anónimo de la editorial, donde califica al texto como un ‘trabajo de divulgación’ término que aplicamos habitualmente a un material destinado al gran público y no especialmente a los científicos. Ello puede explicar el estilo general del trabajo.

Socialización de la medicina. Estructurando una nueva sanidad

La necesidad de socialización de la medicina surge de varios factores, siendo el primero de ellos la crisis económica (la economía capitalista ha ahogado a la vieja medicina). La decadencia económica del antigua medicina tiene una determinante, que va unida a la crisis, que yo llamaría final, del capitalismo. En este momento, la clase media sufre un hondo proceso de empobrecimiento. Las profesiones liberales, el pequeño comercio y la pequeña propiedad forman el substratum de esa clase, la clase media, que se ha empobrecido de 1929 a 1934 más de 50%.

El médico es parte de esa clase media. Su forma de trabajo parece independiente, pero ello es un error. La Universidad contribuye a esta ilusión de independencia por su forma educacional, pues ella ha permanecido impermeable a los tiempos.

Dependencia económica de los médicos

En la campaña el médico depende, en la mayoría de los pequeños pueblos, de las compañías de seguros, que cada vez lo explotan más y van disminuyendo sus aranceles, a los que los médicos responden con asociaciones o gremios, para luchar contra estos elementos extraños que el capitalismo comercial ha situado entre el médico y el enfermo, pero que no desaparecerán todavía por mucho tiempo …

En la zona agraria, dependen los médicos de una clase de chacareros arrendatarios o de una minoría de propietarios y grandes comerciantes. Finalmente, tenemos la población constituida por el peón de campo, que no tiene nada y no puede pagar por su atención.

En la ciudad, el 13 % son ricos y pueden pagar a sus médicos y cirujanos. Otros pueden pagar sumas menores y muchos sólo se atienden en servicios gratuitos. Incluso están quienes ni siquiera concurren a atenderse aún estando enfermos, pues carecen de toda clase de medios.

El 40% de la población total de Argentina es una clientela exclusiva de hospital, un 30% tiene capacidad limitada, quedando solamente 30% de población pudiente, que son los que pueden concurrir al médico individualista y constituyen su base.

Pero los sectores pudientes se atienden con un sector de médicos, un sector bastante exclusivo, lo cual crea grandes desigualdades al interior de la profesión.

Y en medio de la crisis, las universidades producen más médicos. La población del país en 1934 es poco más de 12 millones de habitantes.

Las bases ideológicas

La transformación de nuestra conciencia ha requerido un cambio en la ideología fundamental de una época. Las ideas eminentemente burguesas no pueden cimentar nada mejor que lo que existe. Son las nuevas corrientes del verdadero socialismo que desean extender el área de lo bueno.

La medicina no debe ser un patrimonio privado, sino público. Un servicio social. No es el hombre aislado quien debe remunerar al médico sino la sociedad.

La medicina ha de extenderse, como un servicio público a la comunidad. No caben privilegios; todo el mundo hará uso en condiciones parejas de sus servicios.

Las únicas bases viables en el terreno de las ideas que no encierran contradicción son las ideas de comunidad junto a las de libertad. Libertad que quiere decir negación de toda dictadura, ya sea de clase o de Estado.

Las Bases económicas

En nuestra sociedad actual, la base económica de la medicina es individual: uno, el médico, que cobra y otro, el enfermo, que paga. La unión está establecida por la enfermedad. La sociedad no aparece para nada, ni tiene interés en ninguna de las dos unidades del binomio.

La medicina privada tiene porvenir sombrío. Va tomando impulso otra medicina que tiende a las formas de la socialización: cajas de ahorro, sociedades de socorros mutuos, seguros sociales. Además está la corriente estatal, que nosotros llamaríamos la ‘medicina oficial del Estado burgués’.

En esta fase el médico y el enfermo sufren igualmente una explotación doble: los servicios médicos son pobres e insuficientes, sea por incapacidad del Estado o por su propia finalidad.

El Estado actual no puede dar a la medicina, como a la ciencia en general, más que una parte de cuanto se necesita y le corresponde, obligado a ello por su desorganización y su despilfarro.

Sólo sobre la amplia base económica de una sociedad socialista puede asentarse una gran ciencia y una gran medicina.

La organización del trabajo colectivo

La medicina individualista ni siquiera pudo organizar medianamente el trabajo individual.

La vieja medicina se ocupaba del individuo, la nueva se encargará del individuo y de la colectividad. Es un error separar los dos términos: un individuo aislado o una sociedad donde no cuente lo individual. Pueden anteponerse los intereses sociales a los intereses individuales, pero no al individuo como ser o persona. La medicina de masas es también una medicina individual ¿a quién operará un cirujano sino a un individuo?

El trabajo individualista se hizo caprichoso, desparejo, desordenado, con numerosas repeticiones y consiguiente pérdida de energía social, económica y mental.

La socialización plantea otra organización del trabajo. El médico trabaja en relación y conexión, tanto por el avance social y por la evolución de la técnica organiza su trabajo en forma colectiva.

La organización colectiva permite conocer la complejidad de los problemas, abarcarlo desde ciencias diferentes (desde la antropología al psicoanálisis).

Tal armonización se establece por la estructura unitaria de la ciencia. A este trabajo le corresponde una economía de base colectiva.

“La colaboración íntima de todas las ciencias, sólo se puede conseguir merced a la socialización de la medicina y de las ciencias, en términos generales”

Nota: Si por un lado Lazarte reconoce la posibilidad de aportes de PsA, por otra parte piensa en una ciencia unificada. Estos párrafos merecen un comentario más extenso. Además, el propio Lazarte, casi al final del trabajo retoma el tema del Psicoanálisis (pág 92) donde lo usará para oponerlo al materialismo o quizás para poner límites al realismo. El autor no desarrolla suficientemente su posición epistemológica o gnoseológica tanto como lo hace con su propuesta social, de manera que algunas de sus ideas deben ser inferidas (JCP)

Las bases científicas

Las bases científicas se hallan en el desarrollo de las distintas ciencias que componen la medicina, que es también un arte.

Nota: También es llamativo un comentario elogioso que hace de un libro de Lelio Zeno acerca de la medicina en Rusia, que como sabemos tiene un sistema socializado pero estatal.

Los ensayos particulares

En América hay muchas experiencias prometedoras, magníficas empresas donde hay colaboración. Un ejemplo es la Clínica de los hermanos Mayo. Las experiencias particulares llenaron una época, pero no encuadran en la época de lo social, en cuanto se refiere al conjunto social. Las razones que cita Lazarte son económicas.

Evolución y marcha del Público

La tendencia sería que los enfermos empiecen a atenderse más en los hospitales, abandonando los consultorios privados. El Hospital Español de Rosario en 1934 llegará en el año a atender 180.000 consultas en sus consultorios externos. Las masas se orientan hacia las instituciones colectivas, que pueden dar un servicio más barato y mejor.

La evolución indica que los hospitales están en manos particulares sólo de manera transitoria, marchando hacia una integración colectiva, donde el servicio médico deberá llegar a ser gratuito. Estos cambios deben acompañarse de cambios en la organización de los médicos.

Nota: Estas palabras de Lazarte resultan premonitorias. Hoy el Hospital Español de Rosario está gestionado por la AMR (Asociación Médica de Rosario) que representa a todos los médicos de la ciudad.

El Congreso médico de Santa Fe de 1934 decía que ‘la medicina, en la organización de todos sus aspectos, debe pasar a manos de los médicos”

El proletariado y la clase media se orientan hacia agrupaciones colectivas, como el hospital, sociedades de socorros, mutualidades. Esto por razones económicas, pero también por instinto gregario. La evolución de la mentalidad humana en estos tiempos de violencia y agresión es hacia una nueva solidaridad, en el dolor principalmente. Aquí se inscriben las instituciones nuevas como maternidades o clínicas hospitalarias.

El público, en general la clientela, se dirigirá a los hospitales. Distingue los hospitales públicos de los privados. Y afirma que en “los hospitales públicos, bajo el control del Estado, los servicios son cada vez más malos por descuido, carencia de material, abandono burocrático. La mayoría de los hospitales privados o de sociedades de beneficencia explotan en más o en menos al enfermo bajo el rubro de la caridad. Aquí constatamos que el Estado, una vez más, desnaturaliza una corriente que ha de triunfar y que es de renovación en las masas.”

Lazarte dedica varios párrafos al trabajo ad honorem que era frecuente en los hospitales del Estado:

El Estado explota a los médicos. No pueden los médicos prestar servicios gratuitos a las instituciones oficiales. Nuestra ayuda nos hace cómplice de los despilfarros del Estado.

Se pregunta si se debería gastar en armamentos o continuar subsidiando a la Iglesia ‘por un servicio dudoso’.

“Cobra el empleado y el banquero, el general y el fraile; ahora quieren que él (médico) no cobre.”

Si el médico va perdiendo sus privilegios, es lógico que vaya conquistando sus derechos. Ni privilegiado ni explotado. Es por esto que combatimos la explotación por compañías de capitales, en general imperialistas, las damas de beneficencia y caridad, los municipios y otras instituciones que con el capítulo de beneficencia se benefician ellos.

Costo y remuneración de la Carrera de Médico

Los estudios en la Argentina, como en España, son los más largos y costosos. Analiza detalladamente los costos para el estudiante y para el médico que debe instalarse, así como las diferencias grandes en las remuneraciones entre distintos profesionales médicos.

Como ejemplo de la pauperización que ya empezaba a hacerse notar en la Argentina, Lazarte cita el caso de un médico que publicó en los diarios de la Capital una solicitud al jefe de policía solicitando ser admitido como vigilante. Se le ofertó una de escribiente. Y no fue un hecho aislado. También cita abogados que manejan colectivos, ingenieros que trabajan como albañiles, contadores como peones, docentes que se desempeñan como porteros en las escuelas.

La evolución técnica de la medicina

Hoy el médico ya no es uno en la atención del paciente, sino un equipo, un delicado engranaje. Unido a eso, las especialidades son la tendencia actual, en lenguaje industrial constituyen la división del trabajo.

Si es verdad que la división del trabajo es la tendencia, la medicina se concentra, para hacer posible aquella división. La concentración médica en la sociedad capitalista ha seguido el mismo camino y ritmo que el capital. La concentración en ciertas áreas, ha provocado como contrapartida la deserción en otras.

La evolución técnica de la medicina y la concentración de capitales, ambos factores asociados, requieren de un enorme gasto que la vieja medicina no renecesitaba. A esos gastos no puede asumirlos el sector privado ni el Estado que sirve a esos mismos intereses. Sólo una colectividad social de productores puede sostener esos gastos. “Sólo la riqueza organizada y socializada” puede lograrlo. Una medicina social para una sociedad socialista.

El problema médico social

En un terreno eminentemente burgués se habla de la superabundancia o plétora de médicos. El fenómeno es que el capitalismo ha llevado a los médicos a la proletarización. El gran capitalismo quiere hacernos esclavos asalariados que se inclinen ante su poder. Pero la plétora ocurre sólo en ciertas zonas. Lo que hay es desorganización.

La deserción de los pacientes de los consultorios privados hacia los hospitales, mutuales, seguros, etc. ha producido la paradoja que en economía se llama maldición de la abundancia, con la coexistencia de médicos inactivos con gran cantidad de enfermos que no pueden utilizarlos.

Conste que hablamos como situados en el plano de la vieja organización capitalista; pero si entramos en un principio de lo que puede ser la nueva medicina, vemos que no sólo el número actual de médicos es insuficiente, sino que urgentemente tendríamos que improvisar cientos, aún con los estudiantes de los primeros años.

La consideración de extender al médico, del mundo de los enfermos a toda la sociedad, nos hace pensar en una importancia de la nueva medicina y un aumento incalculable del número de profesionales.

Luego Lazarte se refiere a la admisión y egreso de profesionales desde las facultades de Medicina. Sostiene que ahora “los médicos salen ‘en hornada’ porque sí, al azar …. En los tiempos por venir, institutos especializados calcularán los médicos necesarios y los lugares de mejor ubicación.

“Los hombres tendremos una visión exacta del porvenir. De aquí que sea vano tratar en esta sociedad el problema del número de estudiantes, de la cantidad de egresados y de su limitación. La limitación no puede surgir en este momento presente, en el cual todos tienden a enriquecerse y hacen cuanto se les da la gana. Es un grave error, un no sentido que tiende a conservar privilegios y que daña al mismo tiempo muchos intereses respetables, desde el punto de vista burgués” (pag 37)

La liberación del médico socializado

“Pensamos que en el inmediato porvenir todos seremos libres. Esto también dependerá del camino a elegir. El sino del médico es vivir unido a la sociedad que lo engendra, por eso sólo puede ser libre en una colectividad en libertad.”

En la Antigua Roma fue un esclavo unido a los señores, en el mejor de los casos, un liberto. En los días que corren depende del capitalismo. Vive unido al dinero. De dos maneras se esclaviza: cuando depende del capitalismo y cuando depende del azar o del Estado.

Lo primero que reclama es una jurisdicción sobre sus asuntos. La medicina debe estar, y estará, en manos de los médicos. Para que esté en manos de los médicos y aprendices (estudiantes, etc.) es necesario que los médicos se asocien. Las asociaciones hasta ahora han sido defensivas (sindicatos, cooperativas, etc.) que fueron beneficiosas, pero se necesita algo más: la integración de los médicos a los centros económicos productivos y funcionales, una unión no defensiva sino asociación creadora.

La paradoja de la medicina está en que al médico se lo obliga a vivir de la enfermedad, mientras que la sociedad pretende que no haya enfermos. Esto sólo tiene salida en la ética profesional, sin confiar en la coerción ni en la legislación. Lo que se requiere es un cambio en la orientación social, por el cual la dirección de la labor social sea no el individuo sino la colectividad y la intervención de los médicos en sus problemas. De estos dos factores nacen los fundamentos de la liberación profesional. Por el primero el médico está integrado a la vida colectiva, por el segundo al vasto campo profesional pensado en términos amplios, de región e interregional.

El médico en su ambiente biológico y social

Si el médico vive del enfermo, tratará como es muy humano, de que haya enfermos, como aquellos cazadores de lobos a quienes se paga por exterminarlos y que no lo hacen porque perderían su pan.

El médico que se avecina va a vivir honradamente de su labor, del trabajo de la colectividad, porque es parte de ella.; vivirá de la producción general. Se eleva desde el aspecto individual al más amplio de solidaridad y colaboración social, dignificando la profesión.

Desaparición de la explotación comercial

El hecho de que la medicina sea un negocio en su faz económica es un peligro para la salud pública. Pero en una sociedad comercial, la base comercial no puede discutirse.

La explotación comercial desnaturaliza la naturaleza misma de las ciencias. La explotación o trueque comercial daña la moral y el mismo espíritu de la ciencia. Pensemos en lo que sucede con los medicamentos.

Los médicos y el Estado

Hoy padecemos la explotación de los médicos por el Estado burgués. Pero tampoco puede confiarse en otro tipo de Estado, se llame proletario, de partido o fascista. La medicina estatal es completamente diferente a la medicina social. Uno de los peligros, sobre todo en el caso de la medicina estatal, es que en su desarrollo no quiere encontrar límites, y quiere hacer cualquier cosa obligatoria: las vacunas (como la antivariólica y otras) y otras cosas que quiere hacer obligatoria y que son una coerción funesta. Hay una infiltración del sentido de autoridad, y esto es contagio del Estado y la dictadura que va contra toda la libertad de los individuos, en el sistema total de opresión. Los hospitales, los asilos, los sanatorios, tienden a hacerse de un tipo militar, en el cual el enfermo pierda todos sus derechos. Hay colonias de leprosos que equivalen al presidio de Ushuaia.

La socialización de la medicina la sacará de este error, libertándola. El médico no puede ser un esbirro que sólo maneje el cetro de una autoridad indiscutible, sin ninguna responsabilidad. Es un hombre que trabaja para sus semejantes y para la sociedad …

Nota: Estos argumentos son para discutir largamente. Lazarte los coloca como nota al pie, pero merecen ser destacados en el texto, por su vigencia y porque seguramente suscitarán opiniones encontradas entre los lectores. Personalmente pienso que es cierto que en muchos hospitales se tiende a restringir ciertas libertades de los pacientes y su familia: horarios de visita reducidos, horarios de comida exóticos, etc., Pero no puede ignorarse que algunas vacunas obligatorias tienen un rol social. La vacuna antivariólica eliminó la viruela de la faz de la tierra; en el caso de vacunas pediátricas, los niños no vacunados que asisten a una escuela pública pueden constituir un peligro para el resto de la comunidad educativa, etc. Por otra parte, un hospital dirigido con un criterio de equidad y pensando en la comunidad, puede cambiar mucho estas restricciones. Tal es lo que hicimos desde la dirección del Hospital de Viedma, Río Negro, cuando logramos extender los horarios de visita, pese a la oposición de un sector del personal del hospital, sector que aducía molestias e interferencias en sus tareas de curación o limpieza por la presencia de los familiares. Lo mismo podríamos decir de la experiencia en la Salud Pública de Rosario desde 1990. (JCP)

Los inconvenientes de la medicina unida a las distintas formas de dictadura, si no pueden salvarse del todo, por lo menos pueden aminorarse con la descentralización y la unidad de los médicos a los núcleos sociales en la cooperación y en la solidaridad.

Una cosa es el Estado y otra la sociedad o colectividad, el primero es una superestructura, con todos los defectos de un parasitismo secular e improductivo.

El médico actual es, en el orden económico, un pequeño comerciante individual y burgués. La estatización lo quiere convertir en funcionario. Un funcionario estatal es un burócrata destinado a aplicar las leyes del Estado, con más interés por sus funciones burocráticas que por la ciencia o su profesión.

La estatización de la medicina hará del médico un funcionario. Un funcionario es igual en todas partes del mundo: tiende a cumplir funciones que le han marcado y en cuya ordenación y redacción jamás interviene.

De nuevo, Lazarte en el momento en que escribe este libro no conocía las consecuencias que el Welfare State tendría para la cuestión social, ni se había implementado el sistema de salud inglés, ni se habían creado la mayoría de las obras sociales que en nuestro país son sobre todo consecuencia de la organización del movimiento obrero.

La contradicción entre una medicina a cargo del Estado y otra a cargo de los gremios se convirtió en uno de los conflictos más interesantes de la Argentina durante el peronismo, con las ideas del ministro Carrillo versus la hipertrofia asimétrica de las obras sociales sindicales. Otro punto interesante para discutir. Una persona de las convicciones de Lazarte y con la capacidad para extraer inferencias a partir de lo que en ese momento eran sólo indicios, podría haber aprovechado de otra manera si hubiera sido testigo de la evolución de la humanidad en la segunda mitad del siglo XX. Muchos acontecimientos, empero, parecen haberle dado la razón, en cuanto al agotamiento del modelo estatista y stalinista. (JCP)

‘No es lo mismo ser burócrata que trabajador de su oficio, vocación o profesión.’ Lazarte pasa luego revista a los ejemplos que podrían suscitarse a causa del centralismo estatal en las normativas.

Queremos repetirlo: luego de haber padecido algunos de los males que Lazarte pronostica en este libro, los planificadores normativos han ido perdiendo impulso y se ha ido imponiendo la planificación estratégica, la investigación-acción-participativa y otras formas de gestión más democráticas. Esto ha calado hondo en los propios defensores de la gestión estatal. De alguna manera, se ha hecho absorbiendo algunos de los principios libertarios que Lazarte defiende. (JCP)

De la concurrencia a la unificación

La profesión se encuentra ante el lema de toda la economía capitalista: ganar dinero. Aquí también existe una concurrencia de precios que llamaríamos competencia. Lucha de todos contra todos, en la concurrencia leal o no, del mercado de enfermos.

El final de esta concurrencia ruinosa marcará una concentración de la medicina. Porque los consultorios particulares que compiten entre sí son incompletos, no hay división del trabajo ni especialización armónica.

La evolución nos invita a abandonar la fatal concurrencia, arcaica y sin fundamento. Una concurrencia tonta, estéril, que es un despilfarro social, una desorganización rotunda.

Lo que debe ocurrir es que la concurrencia dé lugar a una medicina organizada, producto de la aplicación de la ciencia a la organización de la medicina. El esfuerzo humano puesto bajo el control de la inteligencia, que en otro lenguaje económico se llama racionalización social, que implica una manera económica de distribución.

Los caminos de la reconstrucción médica

Uno de los caminos posibles es la dirección estatal, como sucedió en Rusia. Pero este camino limita las libertades de los propios profesionales. La medicina no puede someterse al Estado y a su burocracia, porque sufrirá un estancamiento.

Lazarte está contra el Estado liberal, tanto como contra el dictatorial, llámese fascismo o el “aparato de una burocracia terrible e intolerante, que se dirá defender al proletariado”.

Las ciencias médicas seguirán el camino que les marque la nueva organización social. … En última instancia no son los médicos los que van a organizar la nueva sociedad, sino la nueva sociedad la que va a organizar su medicina. Pero es a nuestro gremio formado por hombres de ciencia y experiencia, a quien corresponde marcar la ruta más deseable y más exacta de su futura evolución …

Organización de la medicina social

Nuestro punto de partida es que la medicina va a ser un servicio social. Vale decir, un servicio público. Para todo el mundo. Deja de ser una función privada para devenir colectiva.

Comenzando por los pueblos, en todo municipio existirá un grupo de médicos que colaborarán en conjunto, unido en sus funciones a su comunidad. Contarán con los recursos de la comunidad donde trabajan. Este médico en régimen de comunidad y de libertad vive y trabaja sustentado por la comunidad, formando parte de la misma. Arreglará su vida al tipo ‘standard’ que surja de la capacidad de producción colectiva. El médico sólo así puede conseguir su verdadera libertad, integrado a la comunidad.

Cuando la capacidad de un pueblo no sea suficiente, entonces se unirán varios y tendrán sus equipos de salud. Y si esto no fuera suficiente, estarán los consejos regionales de comunas u otras instituciones económicas del nuevo orden.

“La comuna … en la reconstrucción de nuestro país será uno de los basamentos de la nueva organización”

En la ciudad es previsible que haya una menor congestión, porque el campo va a ser más habitable. Es decir: descentralización, descongestión, despoblación de las ciudades.

El médico en la ciudad ha dejado de ser aislado. Trabaja en los grandes centros de su especialidad o en los centros de salud pública, en los dispensarios, hospitales, etc.

En los hospitales no vive aislado: vive en una comunidad, por formar parte junto a personal diverso, de esa unidad básica que es el consejo de hospital. La unión de estos consejos de hospital entra a formar parte de los sindicatos de hospital, unidades mayores que se adhieren para todo lo que respecta a sus necesidades económicas, a la organización de la vida en la ciudad.

La unión de estos sindicatos confluye en el consejo del ramo de la salud pública, unido a su vez al Consejo local, que es la base central de toda la vida económica y administrativa de la ciudad.

Se exponen otras formas de interrelación posibles y deseables, con institutos científicos, etc.

Las unidades médicas, así, tendrán un máximo de libertad. Como la organización médica estará hecha desde la base, tienen una relación íntima con las necesidades verdaderamente populares. Y sin intermediarios que se llevan la parte del león.

Racionalización y libertad

El médico de los siglos pasados fue el individual. La racionalización de la medicina introduce problemas nuevos. Los avances científicos y técnicos sugieren la necesidad de asociaciones o equipos para la mayor parte de los problemas de salud. Esto hace que el médico entre en el engranaje moderno de la cooperación y asociación del trabajo productivo en alta escala.

Pero la constitución de agrupaciones de médicos con diferentes especialidades requiere de una amplia base de libertad. En ello va toda la fuerza de su inteligencia, el porvenir de su arte y el éxito de su labor. Y también se necesita de la libertad de los pacientes.

Ventajas de la socialización para el médico y el pueblo

Para el médico – salvo excepciones entre los que lucran exageradamente – la socialización traerá muchas ventajas. Para el pueblo los beneficios son inconmensurables.

Una frase de Lazarte expresa su incomparable optimismo:

“La vida sana de las sociedades expresará un amor a la naturaleza, sentido en una eterna primavera. Los cuerpos como las almas limpias, crearán núcleos de expansiones jamás soñadas …”

Los seguros sociales (SS)

No podemos confundir los SS con una socialización de la medicina. Lo primero es un ensayo de escamoteo de la Revolución Médica. Un camino indirecto, del cual se conocen sus ventajas individuales, si bien deja subsistentes las causas que imposibilitan el buen funcionamiento de la Sanidad.

Los SS contra la vejez, la desocupación, la enfermedad, los accidentes, el paro, pueden tener un alto valor en el porvenir. “En la actualidad es un beneficio arrancado por la burguesía actual a la sociedad” (sic)

No se trata aquí de traer la opinión de las fuerzas del proletariado español, la CNT, o del Argentino, la FORA, agrupaciones de cientos de miles de adherentes, que tantas veces y sistemáticamente los han combatido, sino de médicos experimentados. Los SS nacieron como un invento comercial, utilitaristas, con un rumbo marcado por la especulación comercial de lo puede ser objeto de indemnización en la sociedad. Un comentario sobre el SS en Chile:

“Resumiendo, podemos decir que la morbilidad en el régimen de SS se ve aumentada en vista de que a las causas patológicas productoras de enfermedad, se agregan otras derivadas de factores psicoeconómicos y éticos.”

Es indiscutible que los SS marcan un avance, una etapa en la evolución, pero en la cual no puede estacionarse la medicina futura. Creemos que previamente debe darse la socialización y que los SS pueden cambiar notablemente después de la solución de los problemas de la riqueza colectiva y de la propiedad privada, de los medios de producción y de la tierra.

Las masas trabajadoras no pueden conformarse con la limosna que le arrojan los políticos ante la inminencia de estallidos subversivos, o las maniobras para asegurar un régimen que tambalea. Los nuevos derechos (del hombre que trabaja) están marcados en este hora por un minimum, que consiste en la solución o en un intento racional de buscar resolver cinco grandes problemas: alimento, vestido, habitación, salud y educación.

Los SS arriman un grano de arena el penúltimo de ellos – vale decir la salud – dejando intactos a los anteriores, a los cuales está unido en forma inseparable.

“Cosa completamente distinta deviene en los países como Rusia, en los cuales se ha iniciado un proceso revolucionario social (con algunos de cuyos aspectos políticos no estamos de acuerdo) porque en ellos se establecen nuevas bases económicas firmes para los seguros sociales, que la colocan a la cabeza del mundo. Existiendo un fundamento colectivo que irá perfeccionándose y extendiéndose a medida que la consciencia colectiva avance en su formación libertaria.”

(El énfasis está agregado: JCP)

La medicina social en el futuro

Es evidente que ni la trama ni la ordenación de la actual medicina van a subsistir por mucho tiempo. Antes de un cuarto de siglo se habrá transformado de tal manera que nuestro estado presente será un episodio de carácter histórico. A este estadio no podemos llegar bruscamente.

La nueva organización de la medicina social se operará en las líneas de la prevención tanto como de la curación.

Nota: A continuación Lazarte enumera y desarrolla cada una de las áreas en las cuales avizora que se producirán cambios o serán necesarias acciones en donde no están implementadas. La propia indicación del autor, de que el ‘estado actual’ será en pocos años cosa del pasado, se aplica también a que estos cambios, si bien novedosos cuando fueron enunciados, en muchos casos han sido superados por los hechos, por lo cual omitimos unos cuantos párrafos.

Finaliza este epígrafe afirmando que se puede decir, contemplando cuanto se ha hecho principalmente en EEUU, Alemania e Inglaterra, que en este formidable capítulo no estamos a ciegas. “En este sentido, los rusos que estaban en 1918 completamente atrasados, hoy han avanzado y están a la cabeza del mundo”

Medio ambiente y alimentación

Seremos breves en este punto, a pesar de que Lazarte dedica interesantes comentarios a la Higiene de los Alimentos y la Higiene del Trabajo. Y renueva su optimismo:

“La medicina socializada … tendrá mucho que ver con el campo y la ciudad, el aire y la luz, y las habitaciones sanas y buenas para proletarios, campesinos, estudiantes e intelectuales, que serán trabajadores”

La profilaxis de las enfermedades

Será el gran rol de la medicina social. Ya el sentido mismo de la evolución científica está marcando el camino. Los grandes institutos serán de profilaxis. Europa tiene ensayos maravillosos. Austria, Alemania, Francia, América, encierran semillas de instituciones de resultados notables. Nosotros vivimos el siglo de la masas. Es en medicina especialmente que las masas consiguen nuevos derechos:

“Se discutirá el derecho de la colectivización de la propiedad,

pero lo que no se discute es el derecho a la salud”

Funcionamiento técnico de la sanidad

El Estado no puede orientar la sanidad con relación a la vida pública por la contradicción que existe entre su poder y la realidad sanitaria de la vida social, sin contar la intromisión de intereses políticos, que alejaron definitivamente la solución, aumentando cada vez más el despilfarro del individualismo.

Es de esperar que en los años por venir, las grandes ciudades, tengan cada una un Consejo de Sanidad equivalente en sus otras funciones a los otros Consejos de las restantes actividades sociales. Desde el punto de vista de la estructura, debe encuadrarse dentro de la norma orgánica de la nueva sociedad, en consonancia con otros aspectos importantes del trabajo humano.

En resumen se propone que los Consejos organizados por actividad reúnan a representantes de los trabajadores de esa unidad funcional, profesionales de la salud, universidades, etc., etc.

También estudia las relaciones de un consejo de sanidad con los servicios, hospitales, instituciones educativas que forman profesionales, incluso balnearios, puestos de primeros auxilios, etc.

“Todas las instituciones tienen un doble carácter: se hace en ellas investigación, ciencia y se atiende al público. Viven una verdadera vida activa y social junto al pueblo que las utiliza, uniéndose a la ciencia y a la utilidad inmediatamente. Las aprovecha la enseñanza: se hacen investigaciones científicas, las aprovecha el pueblo local y quienes desde otros puntos de la república social requieren sus servicios en forma de brigada médica de auxilio u otra cosa” (el énfasis es de JCP)

Notemos que Lazarte formula sus ideas muchas veces en la forma como se escribieron algunas utopías, en tiempo presente.

Es interesante resaltar que para Lazarte todas las instituciones tendrían un carácter asistencial, científico y pedagógico. De alguna manera está proponiendo un borramiento de los límites tan tajantes entre asistencia a la comunidad y formación de recursos humanos (o por lo menos su capacitación en servicio).

Veamos la organización en el campo

Bajo este epígrafe reitera su propuesta de que cada comuna tenga su equipo profesional de salud, o bien articular estas funciones entre varios pueblos pequeños.

El factor educación y su importancia en la profilaxis

En los nuevos territorios espirituales en torno de los cuales practicamos estas disquisiciones, uno de los factores más importantes es el factor educación. Notable es su relación con la profilaxis. La medicina social requiere una elevación no sólo del ‘standard’ material de vida, sino también una elevación intelectual y sobre todo cultural. Allí es donde se insiste en la educación.

Es lo que luego se llamaría “Educación para la Salud” o en los últimos años directamente ‘Promoción de la Salud’. (JCP)

La planificación de los servicios médicos

Una medicina social tan vasta como la que propiciamos para nuestro país, tiene que basarse, ante todo, en una organización científica. Puede ser planeada sin intervención del Estado, que a nuestro juicio desmejoraría y debilitaría las certezas de un planeamiento racional.

Niega la opinión de Judine (al cual cita) que afirmaba que desde la dirección de un gobierno central, el Estado tiene todas las posibilidades de proponer, de ordenar que los recursos del país concurran para que se realicen sus propósitos.

Lo que le interesa es comprobar las posibilidades de un plan de medicina social ajeno al Estado y extraño a cualquier poder dictatorial.

Las instituciones de la medicina social tendrán dos aspectos, ambos escapados de la centralización. No puede la medicina, ni puede cada pueblo de los 5000 que tiene el país, estar sujetos a normas centrales, desde que su vida no está regida, como su economía y trabajo, por normas centrales.

Sin embargo, en nota al pie, Lazarte afirma que la última palabra en centralización está dada por el Instituto Experimental de Leningrado, cuyo “método de trabajo, colectivo, es muy bueno”.

Aspectos correspondientes en la evolución científica

Sincrónicamente a este formidable proceso humano de socialismo, cuya terminación se concreta en el paso hacia la socialización de la medicina, toma cuerpo una revolución científica. No creemos que ella obedezca ni esté tan ligada a una evolución materialista del mundo … lo que sí podemos constatar es su aparición simultánea en un momento de la cultura occidental.

En la historia de ese conjunto inmenso de hechos y experiencias científicas acumulados por el hombre desde el Renacimiento hasta ahora, hay momentos de cambios fundamentales donde parece que el espíritu humano toma rumbos nuevos como negación de lo antiguo.

Asistimos a un cambio de frente en el mundo científico médico.

Los párrafos siguientes presentan cierta opacidad. Algunos de ellos son transcriptos literalmente y en otros he optado por cambiar su redacción, exponiéndome al riesgo de una interpretación equivocada, que en todo caso soportará y admitirá las críticas correspondientes. (JCP)

En el aspecto de la valoración exclusiva de los datos materiales termina una época de la medicina y avanza otra en concomitancia con los progresos de las ciencias naturales. Es un proceso semejante al experimentado por la filosofía griega, que evolucionan desde un sistema materialista y determinista (Leucipo y Demócrito) hacia un nuevo idealismo.

El pensamiento científico del siglo XIX, también busca la realidad en la materia, pero sufre las consecuencias del avance del resto del conocimiento. Desde la relatividad hasta nuevos motivos de incertidumbre. Esta inmensa floración hace pensar la vuelta a un realismo limitado, en que la ciencia se ocupe de problemas restringidos.

¿Qué pasa al conjunto de las ciencias médicas?

Toda la medicina de la Universidad creyó que su porvenir era trata con enfermedades que eran una realidad definitiva, haciendo de lo orgánico el centro y el eje, así miles de médicos dedicaron su vida a buscar casos. El descubrimiento de los microbios contribuyó no poco a ello. La ciencia oficial, al servicio de la burguesía, hizo del microbio el centro del universo, supeditando el hombre y la vida a sus fantásticos temores. Cita al médico español Isaac Puente, quien afirmaba que:

La Sanidad oficial ha fomentado el miedo al microbio, sobre el que se han cargado ajenas responsabilidades, y así las gentes pueden mirar tranquilas el tugurio donde se hacinan seres humanos, al miserable que pide pan o que pasea su hambre crónica por la calle …”

En este siglo que empieza podemos pronosticar el estudio mental de todas las manifestaciones que antes estudiaban la física y la química. La guerra aporta al conocimiento de los efectos mentales de las lesiones materiales. Surgen la psicología de Pavlov y la de Watson. Pero la moderna psicopatología revela los inmensos mundos desconocidos del alma humana, contribuyendo definitivamente a la más clara interpretación de lo normal, por medio del estudio de lo anormal. … Esta gloria corresponde, aún con sus exageraciones a Sigmund Freud, Adler, Jung.

Por otros caminos también aparecen nuevas investigaciones del mundo psíquico: Bleuler Jaspers, Kretschmer, Janet, etc.

Nótese, en esta crisis científica, de verdadera renovación de valores, dos aspectos fundamentales, un contraste entre el materialismo histórico y la nueva dirección de las ciencias del pensar psicológico de la medicina. Prácticamente, el materialismo, en todos sus más variados aspectos y consecuencias, ha muerto.

Se ve el resurgir de fuertes aspectos individualistas en los psicólogos arriba enunciados, junto al resurgir de otros aspectos de la ciencia que tocan directamente la composición de las grandes masas, como es el estudio de la herencia mendeliana, la biotipología y el constitucionalismo[1] (Stiller, De Giovanni, Viola, Pende, Klages, Kahn, etc), con lo cual se asiste también a dos revoluciones parejas: la de lo individual y la de lo colectivo, que es una sola unidad dividida en dos grandes líneas que se tienden hacia el porvenir, que la humanidad nunca ha abandonado.

Cuál es la posición del médico en el momento actual

Lazarte aclara que ‘Posición no es situación material, estática, sino un aspecto dinámico espiritual de la vida, que implica virilidad y lucha.’

Las viejas ilusiones de privilegios y riquezas han muerto. El capitalismo tiende a hacer del médico un explotado. La ilusión del médico de familia de barrio o de pueblo, individualista, ha muerto. Se pasa del trabajo individual al colectivo.

La técnica, en las condiciones actuales transforma al médico. La liberación del médico, para que sea posible, debe acompañarse de la liberación de la técnica, racionalizarla y ponerla al servicio de la colectividad, como instrumento emancipador.

Es necesaria la organización en sindicatos, en asociaciones de trabajo, para luchar por el mejoramiento en las condiciones de trabajo, preparándose para el nuevo camino que tomará la sociedad.

El gremio médico debe reclamar que la sanidad pase a manos de los médicos, quitándola de manos de los políticos.

La agremiación no puede realizarse sin contenido ideológico societario. El médico es parte de su pueblo, de la sociedad y necesita integrarse a ella, para lo cual se hace impostergable dos acontecimientos: ka socialización de los medios de producción y el advenimiento de una profunda libertad,

Sólo así, la medicina se elevará a categoría social superior y habremos puesto las bases definitivas de una ciencia que considere al médico y al enfermo en su complejidad biológica natural, en su unidad superior, que es la sociedad. De donde la medicina será, en un futuro, la gran ciencia de la sociedad.

А

Bibliografía complementaria

ABAD DE SANTILLÁN, Diego; INVALDI, Ángel & CAPPELLETTI, Ángel J.(1964): Juan Lazarte, militante social, médico, humanista, Rosario: Grupo Editor de Estudios Sociales (41 pág.) (FcC, orig. Biblioteca Ghiraldo) Resumen del texto y notas por Juan Carlos Paradiso (Publicado en Blog de Educación anarquista 23.6.2009)

Cappelletti, Ángel J. (1964): Juan Lazarte, un humanista, en Abada de Santillán, Invaldi & Cappelletti (op. Cit.) (pag 33-41)



[1] Constitucionalismo es usado en este caso como teoría que relaciona la constitución física de un individuo con su carácter, temperamento, etc. Entre los constitucionalistas, Sheldon define el temperamento como la relación existente entre los aspectos genético-biológicos (morfogenotipos) y la conducta del hombre. Kretschmer define la constitución como "el conjunto de potencial activo de la personalidad en forma de disposiciones, tendencias y determina do tipo de reacción".

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